Mocambo
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PERONAJES: Él, Ella.
Dos siluetas humanas a contra luz juegan con las olas. Música veracruzana con un trío playero. El hombre bebe cerveza. La música termina cuando empieza el diálogo.
ÉL:
Deliciosa mañana, toda la playa para nosotros.
ELLA:
Me aturden las olas.
ÉL:
Disfrutemos del zarandeo, del agua, de ti, de mí.
ELLA:
¿Y si nos buscan?
ÉL:
Entre tantos participantes, dos menos, nadie lo notará.
ELLA:
Pero no conoceremos el tema de hoy.
ÉL:
En estos congresos siempre se dice lo mismo.
ELLA:
Es la primera vez que participo.
ÉL:
Ya conocerás las aventuras de los congresos.
ELLA:
Mejor vámonos, es temprano, todavía podemos llegar.
ÉL:
Olvídate, respira hondo, te calmas y desintoxicas tus pulmones del smog capitalino.
ELLA:
Breve silencio.
Yo no conocía Veracruz.
ÉL:
Cuando vi que venías solita ya mero me desmayo.
ELLA:
Fue una sorpresa que aceptaran mi ponencia.
ÉL:
El título es muy interesante: el matrimonio al cerrar el siglo XX.
ELLA:
Es mi granito de arena a las parejas en crisis.
ÉL:
Dicen que para una mala cruda, una buena cerveza.
Bebe cerveza.
ELLA:
Hoy empezaste muy temprano.
ÉL:
Seremos la pareja ideal en congresos.
Bebe cerveza.
Siempre te imaginé a solas conmigo, y esto supera mi imaginación.
ELLA:
Nunca había viajado sin mi familia.
ÉL:
¿Y entonces?
ELLA:
Surgió algo imprevisto y mi familia no pudo venir.
ÉL:
Ya estaba escrito este momento.
Bebe.
Es la primera vez que veo tus piernas completas, se ven riquísimas.
ELLA:
Las cervezas te estimulan.
ÉL:
Entonces me tomaré un mar de cervezas.
ELLA: Tampoco tienes que ahogarte.
ÉL:
Flotaré sobre la espuma.
Bebe.
Sólo conocía tus pantorrillas; el día que llegaste a la oficina me impresionaron tus pantorrillas.
ELLA:
Nunca alguien me habló tan rápido y claro de sus intenciones.
ÉL:
Te vi y me excitaste.
ELLA:
Ni que fueras chamaco.
ÉL:
Reviviste mi adolescencia.
ELLA:
Pretextos para idear como estar en la cama.
ÉL:
Contigo acostado.
ELLA:
No eres nada romántico.
ÉL:
Dije acostado, oliendo el perfume de tu presencia.
De pronto se oye música bailable, la suelta y bailan. Ella se suelta.
ELLA:
Tienes tu mujer y yo mi marido.
ÉL:
Nosotros estamos aquí y ahora.
ELLA:
Es increíble estar en esta playa y en Veracruz.
ÉL:
Tal vez sea nuestra única oportunidad.
ELLA:
¿Sabes lo qué dices?
ÉL:
Más o menos.
ELLA:
Mejor vámonos; podemos arrepentirnos.
ÉL:
Arrepentirnos de lo que hacemos y no de lo que no hacemos.
ELLA:
Nunca le quitaría el marido a otra mujer.
ÉL:
Eso lo decide las circunstancias.
ELLA:
Mi vida matrimonial depende de mí.
ÉL:
Alguien te cargó la mano.
ELLA:
Breve silencio.
Me aturden las olas.
ÉL: Quiero ser una ola.
ELLA:
Es un atrevimiento todo esto.
ÉL:
Mocambo es así.
ELLA:
Mi propósito fue levantarme temprano para hacer ejercicios frente al mar.
ÉL:
¿Estás a gusto?
ELLA:
No lo niego.
ÉL:
Bebe.
Soy un adolescente de pinta con la buenona del grupo.
ELLA:
En un parpadeo me echaste al agua pero no podemos llegar muy lejos.
ÉL:
Juguemos a ser otros.
ELLA:
Pero somos nosotros.
ÉL:
Olvida y disfruta.
ELLA:
No quiero ser infiel.
ÉL:
Yo tampoco.
ELLA:
¿Desde cuándo mientes?
ÉL:
Desde que te conocí.
ELLA:
Es peligroso andar de mujer en mujer.
ÉL:
Eres la primera mujer que me conmociona.
ELLA:
Breve silencio.
Nuestro primer encuentro en el instituto de la pareja no me gustó: fuiste demasiado insistente.
ÉL:
Y tus pantorrillas demasiadas excitantes.
ELLA:
Eres muy brusco.
ÉL:
No envuelvo mis deseos en finos modales.
ELLA:
Breve pausa. En medio de mi familia a veces me siento sola.
ÉL:
Por eso las circunstancias nos colocó en este marco tropical.
ELLA:
Es tan corto el momento.
ÉL:
Pero el recuerdo es eterno.
ELLA:
Nos hubiéramos conocido antes.
ÉL:
No, porque serías mi mujer y estarías con otro.
ELLA:
Cuando queremos no engañamos.
ÉL:
Buen pensamiento.
ELLA:
¿Qué pasa con nuestros sentimientos?
ÉL:
Cambia según las circunstancias.
ELLA:
¿Ya no quieres a tu mujer?
ÉL:
Otra circunstancia, otro sentimiento.
ELLA:
Es lamentable.
ÉL:
No siempre.
ELLA:
¿Te das cuenta que por un momento de locura se puede destruir una familia?
ÉL:
No es la única posibilidad.
ELLA:
En este mar no podemos lavarnos las manos.
ÉL:
Dejarse ahogar no remedia nada.
ELLA:
Breve silencio.
Me aturden las olas.
ÉL:
Me marean tus movimientos.
ELLA:
Es la emoción de lo nuevo...pero después...mi marido se convirtió en una piedra.
ÉL:
Y yo convertido en fuego.
ELLA:
Que se apagará al salir de aquí.
ÉL:
Abracémonos y ya.
ELLA:
Y después el desaliento.
ÉL:
Bebe.
Quiero besar tu ombligo.
ELLA:
Si me vieran los vecinos.
ÉL:
Nuestra hazaña es secreta.
ELLA:
¿Cuánto tiempo?
ÉL:
Mientras cambian las circunstancias.
ELLA:
Y el sueño convertido en pesadilla.
ÉL:
Aquí y ahora mocambo es nuestro paraíso; lleno de tentaciones.
ELLA:
Y tú pura lujuria.
ÉL:
Y tú puro erotismo.
ELLA:
¿Quieres ser mi marido?
ÉL:
¿Quieres ser mi mujer?
ELLA:
¿Quién nos escogió?
ÉL:
La circunstancia.
ELLA:
¿Y luego qué hacemos?
ÉL:
Nos ponemos otra máscara.
ELLA:
Ya no pienso.
Se oye la música bailable, bailan. De pronto una ola los arrastra, se abrazan, se revuelcan y rodando desaparecen.
FIN.
© Reynaldo Carbadillo (Derechos reservados. Ver Aviso Legal)
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